No quiero recordar porque tenia miedo.

 A veces es cómodo...
Se elije la culpa y ya.
Me relajo para hacerme responsable. De fantasías y acciones. Limitaciones, excesos, falacias, mentiras y verdades. La no acción de estar perdida en mi ser. Por mi, el rencor me dejo solo visitas, que sin bien recreativas aunque desconectadas.
Un paseo por una mente hostil y anestesiada, un tur por un laberinto construido a ciegas. Aunque no solo hay habitaciones del terror, el tren no frena en las buenas.
Esta locomotora mental busca hacer daño, es el miedo arraigado que tomo el control... ese miedo que no quiero recordar, el que prefiere la prosa a la poesía, enajenado y sórdido, oscuro, que venció la luz fulgurante que brillaba antes... antes de que?
Se prendió una farola en ese momento que deslumbre el fondo, es hermosa y cálida, aunque no tan brillante como para ver ese momento... puedo sentirlo y llorar una de mis muertes, sin dejar de resistirme a recordar por que tenia miedo.
Sera el miedo de siempre, que de vez en cuando dejo crecer y en algún momento la maleza se impuso al rosal, que aunque espinoso, estaba lleno de belleza y brillaba en rojo intenso.
Puede ser también una fragmentación. estilo el ser que habita en mi...
Por lo visto caigo una y otra vez en la perdida del control, ceder mi ser al ser que habita en mi, construido de miedos y rencores.
Activa la luz roja al comino de crecer y enciende la luz verde para que entre todo lo que empuja hacia abajo,  la maraña de pensamientos confusos que encogían mi ser dejándome pequeña y frágil.
Esa farola fue un coctel de emociones, si bien confortaba  también creaba sombras extrañas de lo ya conocido.

Hoy esa farola es un gran reflector que quiere mostrar el sendero que cree con mis flores y espinas, que me permites intuir lo que quiere mi ser...


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